La economía según Milei: ¿Cómo se mide el verdadero déficit del país?

El presidente Milei afirmó que heredó un déficit del 15% del PBI, pero este cálculo es discutido por economistas. Algunos creen que sumar el déficit del Banco Central no es correcto, mientras otros piensan que es clave para entender la situación real del país. El debate sobre cómo medir el déficit afecta directamente a la economía argentina.

El presidente de la Nación, Javier Milei, afirmó durante su presentación del Presupuesto 2025 ante el Congreso que su gobierno heredó “un déficit consolidado de 15 puntos del PBI, de los cuales 5 puntos pertenecían al Tesoro y 10 al Banco Central”. Si bien los datos expresados son cercanos a la realidad, su declaración ha generado debate entre economistas respecto a la forma en que debe medirse el déficit de un país.

El cálculo del déficit público es uno de los indicadores más importantes para evaluar la salud financiera de un Estado. Tradicionalmente, se define como la diferencia entre los ingresos y los gastos de una administración pública. Pero el déficit puede medirse de diferentes maneras, lo que ha llevado a discrepancias sobre qué incluye y qué no.

¿Qué es el déficit fiscal?

El déficit fiscal se compone de dos variables: el resultado primario y el resultado financiero. El primero es la diferencia entre los ingresos del gobierno (impuestos, contribuciones y otros) y sus gastos (salarios, infraestructura, asistencia social, etc.). El segundo, en cambio, es el resultado primario menos el pago de intereses de la deuda pública.

De acuerdo con datos oficiales, en 2023 el déficit financiero del Sector Público Nacional (SPN) fue del 4,6% del Producto Bruto Interno (PBI), lo que equivalió a $8.737.137 millones. Esta cifra es significativamente menor a la presentada por Milei en su discurso, pero el presidente agregó un componente adicional: el déficit cuasifiscal del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que representó el 10% del PBI en 2023.

¿Qué es el déficit cuasifiscal?

El déficit cuasifiscal es el desequilibrio que ocurre cuando los pasivos del Banco Central superan sus activos. En términos simples, es la diferencia entre las deudas del Banco Central (como las Leliqs y otros instrumentos financieros) y sus activos (como reservas internacionales y títulos públicos). Durante 2023, el déficit cuasifiscal fue elevado debido al creciente peso de los intereses que paga la entidad sobre sus pasivos, como las Leliqs.

Este déficit no es parte del presupuesto fiscal del gobierno central, sino que está directamente vinculado a las operaciones del Banco Central, lo que lleva a divergencias sobre si debe ser incluido en el cálculo del déficit total del Estado.

¿Cómo se debería calcular el déficit?

Este es el punto donde comienza la controversia. Mientras algunos economistas avalan la visión del presidente Milei, otros consideran que sumar el déficit del Banco Central al fiscal no es metodológicamente correcto.

Rafael Flores, economista de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), señaló que “el déficit cuasifiscal no se puede sumar [al déficit fiscal] porque no es gasto público”. Según Flores, la medición que utilizan casi todos los países sigue el criterio establecido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se basa únicamente en el resultado fiscal del gobierno. Es decir, lo que cuenta es el balance entre los ingresos y los gastos del Tesoro Nacional, y no los desequilibrios financieros del Banco Central.

Por otro lado, Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, argumenta que “para entender el esfuerzo financiero real de un país es necesario considerar el déficit consolidado”, que incluiría tanto el del Sector Público Nacional como el del Banco Central. Esta visión parte del hecho de que el Banco Central tiene una participación activa en los mercados financieros, lo que influye directamente en las finanzas del país.

De manera similar, un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que en aquellos países donde el Banco Central juega un rol importante en la gestión de activos y pasivos financieros, es razonable incorporar su balance al análisis del déficit total.

Un debate metodológico con implicancias políticas

La afirmación de Milei, que consolida el déficit del Tesoro y el del Banco Central, puede ser válida desde una óptica más amplia, pero también puede ser calificada como discutible según la metodología utilizada para calcular el déficit. Mientras que, según los datos oficiales de 2023, el déficit fiscal del gobierno fue del 4,6% del PBI, el déficit consolidado que incluye el cuasifiscal fue del 14,6%, en línea con lo expresado por el mandatario.

La forma en que se mide el déficit no es solo un asunto técnico, sino que tiene importantes implicancias políticas y económicas. Si se utiliza una medición que engloba el déficit cuasifiscal, el argumento puede ser que la situación fiscal del país es mucho más grave, lo que justificaría una política de ajuste más severa. En cambio, si solo se considera el déficit del gobierno central, la situación podría parecer más manejable dentro de los parámetros tradicionales.

¿Cómo afecta esto a las finanzas de Argentina?

El debate sobre la medición del déficit es crucial, ya que afecta la percepción tanto de los ciudadanos como de los mercados financieros. Un déficit elevado implica mayores necesidades de financiamiento, lo que puede traducirse en más emisión monetaria o un incremento de la deuda pública. En Argentina, ambos caminos han generado históricamente consecuencias negativas: la emisión suele provocar inflación, mientras que el endeudamiento puede comprometer la capacidad de pago del Estado.

En última instancia, la discusión técnica sobre cómo medir el déficit tiene implicaciones reales sobre la estabilidad económica del país y las decisiones que toma el gobierno en cuanto a políticas de ajuste, gasto e inversión pública.

La controversia en torno al déficit fiscal y cuasifiscal es un reflejo de la complejidad económica argentina. Aunque la afirmación de Milei puede tener respaldo en una visión más amplia del déficit consolidado, es importante que los lectores comprendan las diferentes metodologías y sus implicancias. Entender estos conceptos no solo ayuda a interpretar mejor las declaraciones de los líderes políticos, sino también a evaluar las posibles consecuencias para la economía del país y sus ciudadanos.